No vamos a abordar el tema de la conveniencia o no de
frituras, condimentaciones, etc., puesto que damos por supuesto que un porcentaje
de la dieta (entre el 30-35%) debe proceder de los lípidos (generalmente
denominados como grasas). Evitarlos es un error, puesto que los lípidos ejercen importantes funciones en el
organismo. Además de la función energética, tienen una definida función
estructural, y forman parte de numerosos procesos metabólicos.
El debate no es “grasas sí/ grasas no”, sino la cantidad y
calidad de los lípidos de nuestra dieta. Y esto, indudablemente pasa por la
cocina.
Si queremos hacer gala de nuestra dieta Mediterránea,
tendremos que hacer uso mayormente de aceite de oliva. Mayormente, pero no
únicamente. Los aceites de semillas (girasol como primera elección) aportan
cantidades importantes de ácidos grasos omega-6, y resisten las frituras mejor
que el aceite de oliva. Combinar eficazmente los dos, es cuestión de tenerlo en
mente... Yen la cocina.
Y siempre, animaros a dedicar tiempo a la cocina, donde se
previenen muchos problemas nutricionales que nos acechan hoy, debido al enorme
cambio de estilos de vida (comidas preparadas, fast- food, alimentos procesados
en detrimento de productos frescos de mejor y mayor calidad). El tiempo es
escaso, pero ¿por qué no dedicar un tiempo a cocinar si ganamos tanto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario