martes, 21 de febrero de 2012

Comer fuera de casa.

Muchas, muchas veces, no queda más remedio. Y qué se le va a hacer. Bien es cierto que en bastantes ocasiones es cuestión de organizarse. El caso es coincidir con los tuyos: sea en el rato de la cena u otro momento, son minutos de oro.
Las estadísticas señalan un aumento de gente que come en casa, en parte debido a la crisis. Y eso es un punto a favor (no la crisis, evidentemente). No sólo porque sin duda retribuirá a una alimentación sana, sino por lo que supone de dedicación de tiempo a los que decimos que nos importan.
En cualquier caso, si no tienes más remedio que comer fuera, adjunto unos consejos, por si te sirven.


  • Evita los fast-food. Son más baratos, pero sólo a corto plazo. Además, las comidas tan pesadas no son buenas para un buen rendimiento. Déjalas para ocasiones especiales.
  • Si puedes llevar la comida preparada de casa, mucho mejor. Inténtalo al menos un par de días por semana.
  • Los platos combinados que ofrecen muchos lugares son adecuados: si todavía tienes mucho día por delante, elige alguno que contenga una pequeña cantidad de hidratos de carbono como pasta, arroz o patata.
  • Como el proyecto "5 al día" sigue en pie, haz lo posible por incluir en tus comidas frutas y verduras, tanto crudas como cocidas.
  • Aunque la proteína no es precisamente el elemento esencial que falte en la dieta europea, consume carnes magras a la plancha. Las excesivamente fritas suelen ser de mala calidad y... ¡a saber con qué aceite están hechas!!!
  • Hay platos combinados buenísimos. Un pincho de tortilla con ensalada, una ensalada de pasta, pollo con patatas y tomate...
  • Y cuando tengas la oportunidad de comer en casa, seguro que se te ocurren muchos modos de preparar lo mejor para los tuyos.
Como todo, es cuestión de dedicarle un poco de tiempo.

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